domingo, 25 de enero de 2009

FUNDACION DE LA DIVISIÓN DEL TRABAJO

Dicen que fue el rey Manu quien otorgó prestigio divino a las castas de la India.

De su boca brotaron los sacerdotes. De sus brazos, los reyes y los guerreros. De sus muslos, los comerciantes. De sus pies los siervos y los artesanos.

Y a partir de entonces se construyó la pirámide social, que en la India tiene más de tres mil pisos.

Cada cual nace donde debe nacer, para hacer lo que debe hacer. En tu cuna está tu tumba, tu origen es tu destino: tu vida es la recompensa o el castigo que merecen tus vidas anteriores, y la herencia dicta tu lugar y tu función

El rey Manu aconsejaba corregir la mala conducta: Si una persona de casta inferior escucha los versos de los libros sagrados, se le echará plomo derretido en los oídos; y si los recita, se le cortará la lengua. Estas pedagogías ya no se aplican, pero todavía quien se sale de su sitio, en el amor, en el trabajo, o en lo que sea, arriesga escarmientos públicos, que podrían matarlo o dejarlo más muerto que vivo,

Los sincasata, uno de cada cinco hindúes, están por debajo de los de más abajo. Los llaman intocables, porque contaminan: malditos entre los malditos, no pueden hablar con los demás, ni caminar sus caminos, ni tocar sus vasos y sus platos. La ley los protege, la realidad los expulsa. A ellos, cualquiera los humilla; a ellas, cualquiera las viola, que ahí sí resultan tocables los intocables.

A fines del año 2004, cuando el tsunami embistió contra las costas de la India, los intocables se ocuparon de recoger la basura y los muertos.

Como siempre.


Fuente: Eduardo Galeano. “Espejos” . Editorial Siglo XXI, 2008

sábado, 24 de enero de 2009

Nunca vi almas.....

“Nunca vi almas en el camino, siempre vi personas, y yo me ocupo de las personas que tienen dimensión espiritual y también de las necesidades materiales que sufren sus cuerpos”…

Monseñor Helder Cámara, Obispo de Recife, Brasil

Piratas y Emperadores

San Agustín cuenta la historia de un pirata capturado por Alejandro Magno, quien le preguntó: “¿Cómo osas molestar el mar? “¿Cómo osas tú molestar el mundo entero?” replico el pirata. “Yo tengo un barco, por eso me llaman ladrón. Tú tienes una flota, por eso te llaman emperador”.

La respuesta del pirata fue “elegante y excelente”, dice San Agustín.

Sin duda, refleja con bastante precisión las relaciones actuales de Estados Unidos y varios actores secundarios de la escena del terrorismo internacional.

En líneas más generales, el relato de San Agustín aclara el significado del concepto de terrorismo internacional en el uso occidental contemporáneo, y llega hasta el fondo de la exaltación de incidentes escogidos de terrorismo que se utilizan en la actualidad, con supremo cinismo, como un pretexto para la violencia occidental.

Fuente: Noam Chomsky, “Piratas y emperadores” (fragmento del prefacio de la primera edición)

Noam Chomsky: Nacido en Filadelfia en 1928, aún es profesor del Departamento de Lingüística y Filosofía en el Massachusetts Institute of Technology (MIT), la “fábrica de ideas de Estados Unidos”
Sus libros parecen exigir no tanto lectores como discípulos, contándose entre los más prominentes a John Pilger, Harold Pinter, Michael Moore y Naomí Klein (N. Klein autora de “No Logo”, “Vallas y ventanas” y “La doctirna del shock”

Dos clases de periodistas

Escuchando a Orlando Barone, por Radio Continental:

“Hay dos clases de periodistas……”
“…Unos describen la realidad como una mera yuxtaposición de anécdotas…”
“…Otros indagan las verdades de los hechos…”
“Por ejemplo, dos periodistas, en Buenos Aires, en los días previos al 25 de mayo de 1810, entrevistando al Sr. Vyetes, dueño de una jabonería”:
Uno le pregunta cuáles son los jabones de mejor calidad y el otro presiente la inminencia de la revolución.
Prefiero los segundos, porque no quiero que la revolución me tome de sorpresa hablando de jabones”…………………..

LA ANÉCDOTA DE BOHR....Enseñando a pensar

LA ANÉCDOTA DE BOHR
enseñando a pensar...


Sir Ernest Rutherford, presidente de la Sociedad Real Británica y Premio Nobel de Química en 1908, contaba la siguiente anécdota:
"Hace algún tiempo, recibí la llamada de un colega. Estaba a punto de poner un cero a un estudiante por la respuesta que había dado en un problema de física, pese a que este afirmaba con rotundidad que su respuesta era absolutamente acertada.
Profesores y estudiantes acordaron pedir arbitraje de alguien imparcial y fui elegido yo.
Leí la pregunta del examen: 'Demuestre como es posible determinar la altura de un edificio con la ayuda de un barómetro'.
"El estudiante había respondido: 'lleve el barómetro a la azotea del edificio y átele una cuerda muy larga.
Descuélguelo hasta la base del edificio, marque y mida.
La longitud de la cuerda es igual a la longitud del edificio'.
"Realmente, el estudiante había planteado un serio problema con la resolución del ejercicio, porque había respondido a la pregunta correcta y completamente.
Por otro lado, si se le concedía la máxima puntuación, podría alterar el promedio de su año de estudios, obtener una nota mas alta y así certificar su alto nivel en física; pero la respuesta no confirmaba que el estudiante tuviera ese nivel.

Sugerí que se le diera al alumno otra oportunidad.

Le concedí seis minutos para que me respondiera la misma pregunta pero esta vez con la advertencia de que en la respuesta debía demostrar sus conocimientos de física.

"Habían pasado cinco minutos y el estudiante no había escrito nada. Le pregunté si deseaba marcharse, pero me contestó que tenía muchas respuestas al problema.

Su dificultad era elegir la mejor de todas.

Me excusé por interrumpirle y le rogué que continuara.

En el minuto que le quedaba escribió la siguiente respuesta: coja el barómetro y láncelo al suelo desde la azotea del edificio, calcule el tiempo de caída con un cronómetro.
Después aplique la formula altura = 0,5 A por T2. Y así obtenemos la altura del edificio.
En este punto le pregunté a mi colega si el estudiante se podía retirar. Le dio la nota más alta. "Tras abandonar el despacho, me reencontré con el estudiante y le pedí que me contara sus otras respuestas a la pregunta.

Bueno, respondió, hay muchas maneras, por ejemplo, coges el barómetro en un día soleado y mides la altura del barómetro y la longitud de su sombra.
Si medimos a continuación la longitud de la sombra del edificio y aplicamos una simple proporción, obtendremos también la altura del edificio.

"Perfecto, le dije, ¿y de otra manera?

Sí, contesto, este es un procedimiento muy básico: para medir un edificio, pero también sirve. En este método, coges el barómetro y te sitúas en las escaleras del edificio en la planta baja. Según subes las escaleras, vas marcando la altura del barómetro y cuentas el numero de marcas hasta la azotea.
Multiplicas al final la altura del barómetro por el numero de marcas que has hecho y ya tienes la altura.
"Este es un método muy directo. Por supuesto, si lo que quiere es un procedimiento mas sofisticado, puede atar el barómetro a una cuerda y moverlo como si fuera un péndulo.
Si calculamos que cuando el barómetro esta a la altura de la azotea la gravedad es cero y si tenemos en cuenta la medida de la aceleración de la gravedad al descender el barómetro en trayectoria circular al pasar por la per-pendicular del edificio, de la diferencia de estos valores, y aplicando una sencilla fórmula trigonométrica, podríamos calcular, sin duda, la altura del edificio.

En este mismo estilo de sistema, atas el barómetro a una cuerda y lo descuelgas desde la azotea a la calle. Usándolo como un péndulo puedes calcular la altura midiendo su periodo de precisión.

En fin, concluyó, existen otras muchas maneras. Probablemente, la mejor sea coger el barómetro y golpear con el la puerta de la casa del conserje.

Cuando abra, decirle: "-Señor conserje, aquí tengo un bonito barómetro. Si usted me dice la altura de este edificio, se lo regalo.

En este momento de la conversación, le pregunté si no conocía la respuesta convencional al problema (la diferencia de presión marcada por un barómetro en dos lugares diferentes nos proporciona la diferencia de altura entre ambos lugares) dijo que la conocía, pero que durante sus estudios, sus profesores habían intentado enseñarle a pensar".

El estudiante se llamaba Niels Bohr, físico danés, premio Nobel de Física en 1922, más conocido por ser el primero en proponer el modelo de átomo con protones y neutrones y los electrones que lo rodeaban.

Fue fundamentalmente un innovador de la teoría cuántica.

Fuente: me lo mandaron por mail dos personas, la Sra Liliana Lugori y el Sr. Guillermo Druetto

Saber qué ocurre

Cuando no sepas qué ocurre en un grupo, no claves más tu vista. Relájate y mira suavemente con tu ojo interior.
Cuando no entiendas qué dice una persona, no persigas cada una de sus palabras. Rinde tus esfuerzos. Silénciate interiormente y escucha con tus ser más profundo.
Cuando te asombre algo que veas o escuches, no luches por entender. Retírate un momento en tí mismo y cálmate. Cuando una persona está en calma, lo complejo se pone simple.
Saber qué ocurre, no empujar, abrirse y estar atento. Mirar sin clavar la vista. Escucha con más quietud que agudeza. Usa la intuición y la reflexión en lugar de descifrar.
Mientras más te liberes de tu empeño y mientras más abierto y receptivo estés, con más facilidad sabrás que está ocurriendo.
Además, quédate en el presente. El presente es mas accesible que los recuerdos del pasado y que las fantasías del fututo.
Por lo tanto, pon tu atención en lo que ocurre aquí y ahora

Lao-Tse, cinco siglos antes de Cristo. Considerado por los Chinos "El más sabio de sus filósofos"

Fuente. El Tao de los Líderes. Editorial Nuevo Extremo, 1990

sábado, 17 de enero de 2009


Desmond Tutu
Arzopispo Anglicano
Premio Nobel de la Paz 1984

"El arzobispo Desmond Tutu se refiere a África, pero también vale para América”:

"Cuando vinieron los misioneros a África tenían la Biblia y nosotros la tierra.

Nos dijeron: vamos a rezar. Cerramos los ojos.

Cuando los abrimos, teníamos la Biblia y ellos la tierra.“
Fuente: Eduardo Galeano, "Ser como ellos, y otros artículos"

TATO BORES, “Actor Cómico de la Nación”, dijo:
1927-1996

“Qué país! ¡Qué país! ¡No me explico por qué nos despelotamos tanto...si éramos multimillonarios
Usted iba y tiraba un granito de maíz y ¡paf !, le crecían diez hectáreas...
Sembraba una semillita de trigo y ¡ ñácate!, una cosecha que había que tirar la mitad al río porque no teníamos dónde meterla...
Compraba una vaquita, la dejaba sola en el medio del campo y al año se le formaba un harén de vacas...
Créame, lo malo de esta fertilidad es que una vez, hace años, un hijo de puta sembró un almácigo de boludos y la plaga no la pudimos parar ni con DDT.

Aunque la verdad es que no me acuerdo si fue un hijo de puta que sembró un almácigo de boludos, o un boludo que sembró un almácigo de hijos de puta.”

Qibya (Palestina, hoy)

Un poema de Yabra Ibrahim Yabra
Poeta palestino que nació y murió en Cisjordania (1926-1994)


QIBYA

Balas
en la noche de luna llena
surcaron las colinas y los caminos.

Balas
chocaron contra los muros
y golpearon las puertas y las ventanas.

Iban dirigidas a los corazones y a las entrañas.

Balas
por detrás de las piedras,
a través de los desfiladeros,
por detrás de los sacos de arena.

Balas
se esparcen por las piedras arrayanes de sangre
y se pegan adornos de sangre en las
paredes.
Balas
y gelignita
arrojan los cuerpos a las hienas.

Sembramos el trigo pero no lo recogimos,
regamos las vides pero no bebimos el vino.

En vano se bañó nuestra noche con la fragancia de los naranjos.

Nuestra sangre corre por la tierra roja
y sobre las piedras.

Buscad nuestras manos bajo los ejércitos de hormigas.
Cerrad las puertas,
apartaos de las ventanas, ocultaos de la luna
protegeos de la noche.

Pero las puertas son de madera
y las ventanas no se construyen para evitar
el aire, la luna,
la gelignita
y los colmillos de las hienas.

El corazón es de hierro pero
para las balas, la gelignita y los colmillos
es más débil que la madera.

Los brazos de Fátima rodean el cuerpo de Hasan:
una alberca de sangre,
y del padre de Hasan no queda
más que el qunbaz hecho jirones.

Buscadlos bajo las piedras
y juntad los brazos a los cuerpos.

Sembramos el trigo pero no lo recogimos,
regamos las vides pero no bebimos el vino.

En vano se bañó nuestra noche en la fragancia de los naranjos.
Nuestra sangre fluye por la tierra roja
y sobre las piedras.

Buscad nuestras manos bajo los ejércitos de hormigas.
Balas
golpean las piedras.

Gelignita.
La noche se desgarra
entre nuestros olivos y viñas.



(Qibya es un pueblo palestino de Cisjordania, cuyos habitantes
fueron masacrados por tropas israelíes en la tarde del 14 de octubre
de 1953. El primer ministro israelí, Ariel Sharon, fue quien dirigió
las tropas aquel día.)